En días recientes, el Reino de Arabia Saudita ha
estado experimentando importantes dificultades en el terreno político,
financiero y de seguridad interna, originado principalmente a raíz del inicio
de su estrategia desplegada dentro del seno de la OPEP de mantener y aumentar a
máxima capacidad su producción petrolera en defensa de su cuota de mercado,
marcando de esta forma un punto de inflexión en la estrategia tradicional de
recortes conjuntos de producción para defender un nivel de precios beneficiosos
para los países productores petroleros, en especial, los que mantienen un nivel
de dependencia alta en los precios del crudo. Y esto dentro de una creciente
confrontación interreligiosa y sectaria que enfrenta a la monarquía saudita,
que se aclama como defensora del Islam sunnita conservador wahhabi, frente a
Irán, país líder de la rama shiíta islámica, más radical y contra la postura
sunnita de las monarquías del Golfo, alineadas a favor de Estados Unidos.
Al respecto, y tomando en cuenta las
actuales cotizaciones de precios petroleros en sus marcadores referenciales,
los cuales han descendido aproximadamente más de un 20% desde que Arabia
Saudita inició esta estrategia de defensa de cuotas de mercado, y dentro de un
complejo escenario geopolítico donde Siria, Irak, Líbano y más recientemente la
vecina Yemen, en donde tal vez resida el mayor reto y amenaza para la
estabilidad interna y política debido al alzamiento por parte de rebeldes de la
rama huthies presuntamente apoyados logística y militarmente por Irán, y en
donde ya han activado su presencia grupos extremistas como Al Qaeda y el Estado
Islámico (ISIS), los mismos ya han llevado a cabo acciones contra activos
militares en la frontera con Arabia saudita, además de atentados contra mezquitas
shiitas en territorio saudita por parte del Estado Islámico, han activado todas
las alertas por parte de las autoridades de la monarquía del Rey Salman, y del
resto del mercado petrolero mundial, ya que existe la posibilidad de que se
produzcan acciones terroristas contra instalaciones petroleras como pozos,
oleoductos en la zona oriental, de la Provincia Oriental,
donde se encuentran las más prominentes instalaciones petroleras y donde reside
la minoría shiita en el país, de quienes se sospecha puedan aliarse con
rebeldes huthies contra la monarquía para causar una conmoción social y política,
con el objetivo último de provocar un cambio de sistema político en el país.
Apreciación: Mientras
tanto, a pesar de que Arabia Saudita sigue manteniendo su posición como primer
exportador y productor de crudo y 2da reserva de crudo mundial, ya muestra
signos de afectación en sus presupuestos para poder seguir manteniendo sus
programas sociales y a la población en sus diversos programas de beneficios
para así reforzar la prevención de posibles alteraciones del orden público y de
revueltas de jóvenes que puedan sentirse atraídos a la ideología del Estado Islámico,
y más recientemente, acaba de anunciar que emitirá bonos de deuda pública por
$27 mil millones, reforzando más el sentimiento de que la situación financiera
no se encuentra en su mejor momento, y donde de igual forma uno de los
principales aliados en cuanto a importaciones de crudo, como China, sigue
atravesando un período de desaceleración económica, aunado a la prolongada
crisis financiera en Europa, reduciendo de esta forma aún más la demanda de
crudos y derivados y así los precios, todo esto en medio de una situación volátil
en la región del Golfo Pérsico y del Norte de África, y donde Irán se proyecta
como la próxima
potencia, luego del acuerdo nuclear con Estados Unidos, y que podría agregar
mayor crudo a los mercados.
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