Thursday, July 17, 2014

Análisis de Estrategias por parte de Estados Unidos por la primacía en el Mercado Petrolero Internacional


Desde meses recientes, la administración del Presidente Barack Obama, a través del Departamento de Energía y las mayores empresas petroleras norteamericanas como EXXON, CONOCO y CHEVRON, han estado desplegando estrategias con el fin de lograr el control de las exportaciones petroleras y del gas natural, para poder alcanzar una disminución progresiva de los precios del crudo en el mercado global, reducir a niveles considerables la influencia y el peso de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y de actores como Rusia, para minar su influencia en los suministros de gas hacia Europa, tomando como punto clave los acontecimientos en Ucrania, y con base en la presunta ventaja competitiva que le ha otorgado un aumento significativo de la producción interna en marcado en las formaciones de shale gas (gas de esquisto) y shale oil (petróleo de esquisto). Y con base a esto, y como mecanismo para inundar el mercado petrolero de mayor producción, existe hoy en día una fuerte pugna entre los grandes grupos de presión e interés petrolero (lobbys) y el gobierno federal con el fin de levantar una prohibición existente desde el año de 1975 a las exportaciones petroleras desde Estados Unidos con el fin de convertir a este país en exportador neto de gas y petróleo. 


Actualmente, la producción de Estados Unidos se mantiene en niveles superiores a los 8 MMBD (millones de barriles diarios), y donde diversos medios internacionales especializados se han encargado de dar por sentado la supremacía de este país en cuanto a producción de gas y petróleo por encima de Arabia Saudita y Rusia, actualmente en los primeros lugares en este renglón, y que en razón de la estrategia de incentivos a la reducción del consumo energético y un cambio en su patrón de consumo hacia el gas y el carbón impulsado por la administración Obama, además del enfoque a la producción interna y el deslinde progresivo de las importaciones tradicionales de países como Arabia Saudita, Venezuela y el viraje en este sentido hacia países como Canadá y México, han reforzado la imagen de Estados Unidos como un país a punto de alcanzar la autosuficiencia energética, todo ello con el fin de reducir la influencia de actores tradicionales como la OPEP y Rusia en el escenario energético internacional. En este sentido, no es casualidad que la inestabilidad política, sectaria y religiosa se haya apoderado de varios de los países miembros de la OPEP (casos Irak, Nigeria, Libia, y con amenazas latentes de que Arabia Saudita también se vea sometida a este tipo de acciones contra la monarquía), tomando en cuenta las amenazas que en anteriores oportunidades hayan lanzado la ex candidata a la presidencia Hillary Clinton de acabar con la OPEP si hubiese llegado a alcanzar el poder. Pero, de igual forma, la estrategia de desplazar a la OPEP aún se mantiene intacta, aún con una administración distinta en el poder en la Casa Blanca, ya que esta política exterior responde es a intereses del conglomerado industrial petrolero y militar con grandes vinculaciones en Washington y los centros de poder en Estados Unidos.


















Por otra parte, dentro de esta macroestrategia por parte de los sectores más radicales y mayoritariamente republicanos en el Congreso norteamericano, se encuentra otra arma como lo es el de la liberación progresiva de petróleo de su denominada Reserva Estratégica, que contiene aproximadamente 800 millones de barriles, y que fue creada para momentos de emergencia y de interrupción en el suministro petrolero mundial, y que siempre se considera una carta en el momento de la toma de decisiones en materia petrolera por parte de la Casa Blanca, y que de igual forma ha sido parte de importantes controversias y diatribas políticas en el seno de los centros de poder en este país. Este tipo de mecanismos se han tomado en consideración con el fin de aumentar producción global, presionar los precios a la baja, para que de esta forma se mantenga un ambiente de precios bajos lo suficiente como impactar a la economía y los ingresos de países considerados rivales de Estados Unidos como Rusia, Venezuela, mientras que existe además la conveniencia de que se mantenga la latencia de potenciales inestabilidades en zonas petroleras y conflicto de baja intensidad con el fin de que no se produzca un descenso abrupto de los precios petroleros que impacten de forma significativa los ingresos de las principales empresas multinacionales que les permita mantener proyectos y nuevas inversiones en este renglón, para de esta forma evitar y prolongar una hipotética transición hacia fuentes alternas de hidrocarburos como el gas natural, donde en esta parte Rusia pasa a ser un jugador clave y con supremacía, además de otros como Qatar, Trinidad Tobago, Venezuela. Todo esto forma parte de la influencia psicológica en el comportamiento de los precios con relación a los conflictos y la conveniencia de mantener cierta latencia al respecto, además del importante negocio de las armas y el denominado complejo industrial militar, con considerable presencia de empresas norteamericanas en este renglón.

Al respecto, Estados Unidos tendría entonces como objetivos estratégicos claros tanto a Rusia como a la OPEP, propiciar además el surgimiento de actores aliados en el escenario internacional petrolero como el caso de México (donde se lleva a cabo una importante reforma energética con connotaciones privatizadoras claras que concentran la atención de la Casa Blanca) además de Canadá (tercera reserva de petróleo no convencional del mundo y con el cual se está a punto de firmar la concreción de la construcción del oleoducto KEYSTONE que transportaría directamente crudo desde territorio canadiense hacia Texas y otros estados norteamericanos), mantener la estrategia en la región del Golfo Pérsico del “divide y vencerás”, propiciando guerras sectarias y religiosas en todos los países de la zona para posteriormente apropiarse de las zonas con mayores reservas y producción petrolera (por ejemplo el caso del Kurdistán iraquí en el norte de Irak donde se encuentran las mayores reservas y que actualmente ha oficializado su petición de autonomía), además de evitar la cohesión permanente en el seno de la OPEP en momentos de ajustes y decisiones de mercado y precios (es conocida la división entre las monarquías conservadoras con fuerte tendencia hacia Washington y los países menos propensos a esta tendencia como Venezuela, Ecuador, entre otros), mientras que con respecto a Rusia, a mediano plazo, la estrategia consiste en desplazar a Rusia como suplidor mayoritario de gas natural a través del levantamiento definitivo de la prohibición a las exportaciones de gas desde Estados Unidos e inundar el mercado europeo de gas desde territorio norteamericano, bloquear y cercar progresivamente a Rusia a través de alianzas energéticas y militares con las ex repúblicas soviéticas para de esta manera restar influencia y margen de maniobra al Estado ruso en Europa. Todo esto frente a una pérdida considerable de presencia que había experimentado las empresas norteamericanas y el gobierno norteamericano en la geopolítica energética global contra el avance y expansión global de forma agresiva por parte de Rusia, China a través de la conformación de bloques como el BRICS, despliegue de estrategias diversas como la transición hacia un sistema monetario distinto al dólar, principalmente en el comercio petrolero internacional, que ha motivado esta nueva estrategia norteamericana en materia petrolera, y con implicaciones para Venezuela a largo plazo.  

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